Pilar Monedero-Fleming @MonederoFleming
El vaso de plástico del café con leche
es el pasaporte hacia la terraza
donde están los cuervos, pidiendo pitanza,
mientras los turistas con gafas oscuras
ignoran su súplica.
Las aves se vengan
con sus excrementos en la balaustrada.
La mala conciencia de otro cigarrillo
no impide al que fuma aspirar el sol
junto con el humo.
Los cuervos insisten,
no se desaniman.
Están habituados a la indiferencia,
a su mala prensa
-banal menosprecio del negro, brillante plumaje.
Los dueños del vuelo de los parapentes
-Blanco, Azul y Rojo-,
rezan a las sedas, columpios del aire.
frágil bovedilla de sus oraciones,
dulce planear entre bosque y nieves.
Envidio su vuelo, como el de los cuervos,
admiro la belleza de esas aves
menospreciada y digna
como la de niños africanos de vientre combado por el hambre
y ojos inmensos.
Me encanta ….siempre entro al blog y leo a escondidas jaja…como sí entrará de puntillas y me robara el disfrute de las lecturas y luego salgo así sin decir nada, ni comentar …en silencio como si quisiera no ser pillada,…pero siempre me encanta lo que leo …es maravilloso … :) lo disfruto mucho
Ximena, ¡qué preciosas palabras! Gracias por tus discretas lecturas, pero prefiero que comentes. Un abrazo.
He notado un ligero desconcierto entre los versos y no logro entender el poema. Quizá mi sensibilidad se esté resquebrajando y lo sutil se me escape.
Siento que en esta ocasión mis letras te hayan resultado abstrusas. Quizá porque se trata de una experiencia muy personal. Un abrazo.