sino la herida
última del tiempo.
El mordisco
del último minuto.
La caricia
de un instante imprevisto.
La sorpresa
que suspende la vida.
Pilar Monedero-Fleming (de «11 poemas breves«)
Acuérdate
cuando puedas.
Acuérdate de mi cara
bajo la tuya.
Del ansia
que iluminaba tu rostro
y a ratos lo oscurecía.
Acuérdate
como un sueño,
de tus piernas y las mías
enredadas en el nudo
más hermoso que ha existido.
Acuérdate,
aunque te duela,
porque yo siempre me acuerdo.
Acuérdate,
aunque nos queden
ya
solamente
las sombras.
Las siluetas
casi siempre inoportunas,
muchas veces dolorosas,
guardadas en los espejos.
Pilar Monedero-Fleming (De Nueve Soledades de Cristal)
Nada peor que estar preso sin conocer la condena.
La longitud de los días que se deslizan sin más, lentos cual procesionarias,
tan iguales como ellas.
Ser serpiente de terrario
o pez en una pecera
-obsesa, cautiva víctima en su cárcel de cristal-.
O mujer en una casa
con una fiera en la puerta,
tan pendiente de su miedo
que se le olvida la vida.
Pilar Monedero-Fleming (Animalario, nº 5)