El olor de los humanos
debe ser algo asqueroso
para
quienes
saben
cierto
que es preludio del terror.
(Animalario 16, Animalario Poemas, Pilar Monedero)
Las paredes de azulejos están limpias otra vez
¡bendito desinfectante!
Menos mal que
contuvimos
a su tiempo
los chillidos de las ratas,
los ladridos de los perros
y los gritos de los monos
ante sus torsos abiertos
y mil veces recosidos,
y sus miembros amputados
y sus ojos supurantes.
Pues,
si no fuera por eso
no habría tranquilidad
en este laboratorio.
(Animalario 15. Animalario Poemas, Pilar Monedero)
Los pulgares de los monos,
las gónadas del bisonte,
las patas de los conejos,
cuernos de rinocerontes
y sangre de las serpientes.
Siempre fueron bien vendidos
por los falsos hechiceros.
Los mismos que ahora comercian
en cosméticos y cremas
y píldoras milagrosas.
(Animalario 22. Animalario Poemas, Pilar Monedero)